EXPLORAR MI IDENTIDAD DOCENTE
Ser docente no es cualquier trabajo, te debe gustar. Y con esto no quiero decir que sea vocacional. A veces en la vida debemos darnos cuenta de qué no nos gusta, para saber qué es lo que nos motiva. En mi caso, puedo levantarme con el pie izquierdo, y al entrar en clase se me olvida todo.Eso me motiva. Me entusiasma ver que mis alumnos/as aprenden y disfrutan con mis clases y que sea y proceso recíproco. Cuando preparo una tarea con ilusión,suelo ver el resultado positivo relejado en mis dicentes. Y que los alumnos/as te feliciten y les hablen a otros profesores/as de ti entusiasmados en la mejor recompensa. Creo que eso responde a la pregunta, qué hago bien como docente. Mis estrategias siempre son tener en cuenta los centros de interés y las características de mi alumnado. Cada clase es un mundo, cada alumno/a es un mundo. Pero sé que debo mejorar porque no siempre consigo enganchar a todos/as los alumnos/as con mis clases. Los hay desmotivados. Y ese es mi talón de Aquiles: conseguir que aquellos a los que no les interesa, lleguen a interesarse. Ya que me preocupa que con la edad que tienen, no son conscientes de lo necesario que puede llegar a ser para ellos el escuchar, el disfrutar, el aprovechar esta oportunidad ... Porque conozco a más de un arrepentido/a. Aunque nunca es tarde.
Muchas de estas preguntas pueden deducirse de las anteriores, ya que, tal y como he dicho anteriormente: me entusiasma que mis alumnos/as se entusiasmen con mis clases. Las estrategias que más me funcionan son los juegos, el sorprenderlos, trabajar con las nuevas tecnologías y en grupo. Que busquen información y hacerles pensar, eso, les encanta. Fuera las actividades tradicionales de rellenar huecos (creo que esto se debe mejorar en todos los libros de inglés), esto les aburre. Pero evidentemente, tampoco podemos olvidar la base del aprendizaje. Si queremos que sea significativo y que perdure, debemos enseñar lo tradicional, la gramática y el vocabulario sin explicaciones magistrales como tal, porque está demostrado, que eso no funciona.Y eso me inquieta, porque parece que las leyes, hoy día, aún nos exigen a los docentes esa tradición que perdura tras muchísimos años y que sabemos que no funciona. ¿Por qué?
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